Por Roberto Sosa López
Es el nombre que le escogieron sus padres, siempre sería de los dos. Mía es una niña que podría tenerlo todo para ser feliz, sin embargo en su casa las cosas no son como ella desea; su hogar deja de ser un lugar seguro. Un día aprovechando la ausencia de su padre, ella y su madre deciden escapar, de pronto aparece su padre, ha vuelto a casa. Para evitar ver la pelea, Mía es encerrada en un cuarto lleno de objetos inservibles. En este sitio habita Sinforoso, un viejo muñeco al cual tenía olvidado.
Sinforoso podría ser el amigo ficticio que su mente crea a partir de sus necesidades afectivas; también un muñeco que habla, la escucha y que está dispuesto a irse con ella a cualquier lugar. La violencia física y emocional la trastoca, no saber qué hacer. Por la cerradura intenta ver qué sucede, el pleito entre sus padres la entristece, se quiere escapar. Sinforoso intenta meterse en una maleta, no está dispuesto a dejarla ir sola.
Amaranta Leyva escribe la obra, el eje temático es la violencia que viven niños y niñas en su hogar; la protagonista no tiene armas para defenderse, no sabe qué hacer, ni a donde ir. Leyva construye el relato con sensibilidad, la protagonista es una niña que sufre a consecuencia del comportamiento de su padre. El texto fue escrito hace más de una década, su vigencia es preocupante. Los temas que se presentan al público infantil deberían ser menos oscuros, en otro tono, sin embargo la realidad atraviesa y lastima, sobre todo si se trata de la población más vulnerable de una sociedad.
El diseño de iluminación y escenografía es de Gabriel Pascal. El espacio escénico es una habitación abandonada con objetos olvidados, un sitio donde no se desea estar; la sutil iluminación acentúa el estado de ánimo de la protagonista. Sin duda un trabajo muy aceptable. Las actuaciones son de Daí Calderón (manipula a Sinforoso) y Leilani Ramírez (Mía). Codirigida por Lourdes Pérez Gay y Amaranta Leyva, comprobada experiencia de ambas en obras para el público infantil.
Mía retoma temporada en un momento muy pertinente, la pandemia ha confinado a la mayoría de la población en sus casas, situación que detona en muchos hogares la violencia y abuso infantil. La necesidad de exponer y expresar el tema en estos tiempos, desde un escenario, otorga relevancia a esta puesta en escena. Las funciones son en La Titería de Marionetas de la esquina, los viernes y sábados a las 19.00 horas.
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