El envejecimiento, el amor, la búsqueda de sí mismo y un homenaje a la vasta tradición mitológica y oral que existe en México, desde el Popol Vuh hasta las historias de los chaneques, es parte de la propuesta de Diego Álvarez Robledo en su obra Peek Chuun, inspirada en Peer Gynt de Hernrik Ibsen, una producción de Teatro UNAM a cargo de la compañía Principio Investigadores Escénicos que se estrenará el 15 de octubre en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz del Centro Cultural Universitario.
“Cuando vi Peer Gynt me conectó el aspecto mitológico de la obra, basado en el panteón Valhalla y la línea emocional de la anécdota; y también en México hay una riqueza enorme de seres y criaturas que imaginamos y con las que convivimos día a día, nuestros demonios, nuestros ángeles, en este panteón que es medio prehispánico, pero también católico”, explica el dramaturgo y director.
Años atrás, Diego Álvarez Robledo tuvo un acercamiento con la versión dirigida por Carlos Corona en el mismo recinto a presentarse. Dicha versión se enfocó en la Generación X; ahora, decidió escribir y dirigir su propia versión de Peer Gynt de Ibsen, en la que se identifica con una generación que, “aunque se la pasa haciendo, no tiene nada, hablando económica y patrimonialmente”.
“Nos la pasamos trabajando, enamorándonos, teniendo relaciones, pero no tenemos una casa ni un lugar estable, somos la generación con más estudios y con menos bolsa de trabajo y esos son el tipo de seres que me gustaría retratar en la obra: seres que sienten profundamente, hacen todo el tiempo y llegan a la cúspide del mundo solo para darse cuenta que siguen siendo nadie. Me parece que esa es una de las ideas más poéticas que tal vez estaban sembradas en el texto original, pero tuve que reescribirlo completamente para hacer que tuvieran sentido para mí en esta época”.
Diego describe la obra de Peer Gynt como un poema épico en donde Ibsen habla de todas sus tradiciones mitológicas y musicales (trabajó con Edvard Grieg para hacer la música), pero al ser un nacionalista está basado en Noruega; en cambio en Peek Chuun, todo inicia en México en el año de 1905 y cuenta con música original de Daniel Hidalgo y Francesc Messenguer, basada en la partitura de la música incidental de Edward Grieg.
“Más de 100 años pasarán desde la primera hasta la última escena, hacia la mitad de la obra Peek Chuun comenzará a viajar por todo el mundo, situándose a mediados del siglo XX, para regresar a México, pero en la época actual. Lo que más me interesó es cómo el mundo interno y externo cambia, hay muchos temas que me cautivan que se tocan en el original, pero no son los temas centrales, por ejemplo, el envejecimiento”.
En la obra hay cuatro actrices (Belén Aguilar, Fernanda Echevarría, Daniela Luque y Lucero Trejo) y cinco actores (Enrique Arreola, Manuel Cruz Vivas, Fidel Monroy, Miguel Pérez Enciso y David Juan Olguín Almela), quienes en algún momento interpretan a los personajes principales, las mujeres a Sandra, que en la obra de Ibsen lleva el nombre de Solveig; y los hombres son Peek Chuun, equivalente a Peer Gynt, y van envejeciendo conforme pasa el tiempo.
“La primera vez que los personajes se encuentran son adolescentes de entre 15 y 16 años, es un encuentro tipo Romeo y Julieta, de amor a primera vista, desbordado, desmedido, sin pensar en las consecuencias, un amor que te marca de por vida. Mientras van madurando su visión del mundo cambia. En la obra original, Solveig es una mujer que espera y Sandra no. Peek le construye una casa a Sandra, viven juntos y él se va mientras ella se queda”. Sandra construye una vida desde decisiones muy distintas a las de Peek Chuun y aunque no están juntos llevan vidas paralelas.
Un recorrido mágico
Diego Álvarez revela que es la obra más larga que ha montado en su vida, tiene en su haber 26 puestas en escena, ya que la duración es de 2 horas con 40 minutos, con un nuevo estilo; sin embargo, comenta que la percepción del tiempo se distorsiona completamente porque el público se adentrará a un lugar en el que ocurren hechos que no pasarían en otro lugar y se encontrarán con historias con las cuales van a reír y a llorar.
“Estoy jugando con otros lenguajes y tonos dentro del teatro, con personajes de repente fársicos y cómicos, a la seriedad de algunos momentos; yo creo que la gente va a ver un montón de cosas con las que se identificará y emprenderá un viaje que sentirá como de toda la vida, pero no como una obra larga”.
Escenográficamente, el espacio se resolvió con una especie de pirámide a cargo de Tenzing Ortega, es una síntesis de la pirámide de Chichen Itzá, pues la primera parte de la obra acontece al sur de México, cerca del Usumacinta en Tabasco, pero hay escenas en la Sierra Chiapaneca y cuando Peek Chuun comienza el viaje pasa por Estados Unidos, el Mar Caspio, India y Japón.
“Destaca la fuerza del elenco y la calidad de los actores para generar estos ambientes y estos mundos en una propuesta con un grado de minimalismo; la apuesta está en el vestuario de Julia Reyes y el diseño sonoro de Daniel Hidalgo. Lo que vamos a ver son a los actores desdoblándose en una multiplicidad de personajes a lo largo de la obra”, finaliza.
Las funciones, recomendadas para mayores de 15 años, serán en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz, ubicado en el Centro Cultural Universitario (Insurgentes Sur 3000) serán jueves, viernes y sábado a las 19 horas; y domingo a las 18 horas.
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