Por Roberto Sosa López
Un grupo de personas van hacia un bosque para escapar de la pandemia, la gente está muriendo; esperan escapar del apocalipsis. En la frondosidad habita una tribu que rinde culto a sus tradiciones, leyendas y costumbres. El encuentro fusiona el sincretismo entre ambos grupos. El bosque está poblado de espíritus, aparecen como salidos de las entrañas del pensamiento y la imaginación, toman su lugar entre la tribu y los visitantes.
Pueblo espíritu es teatro sin texto, sin diálogos; la dramaturgia es sonora y visual. El espectáculo se articula desde lo sensorial. Abre la imaginación del espectador a través de un relato que nace en la ficción, en un mundo en crisis; volver al bosque es regresar a la naturaleza y sus habitantes. El encierro por la pandemia dejó volar la imaginación, bajó sobre un escenario teatral para narrar la experiencia.
La dirección e iluminación son de Rocío Carrillo, su obra como otras más, apuesta por la dramaturgia del actor, se recarga en el trabajo físico y corporalidad de sus actores. Crea un espectáculo orgánico, sonoro y visual. La puesta en escena la diseña con este principio, que todo lo que allí se presenta le abre los sentidos al espectador. El resultado es excelente.
Cuenta con la participación de Mercedes Olea, Alejandro Joan Camarena, Ernesto Lecuona, Bresei Pérez Gurrero, Beatriz Cabrera, Stefi Izquierdo y Jonathan Ramos. Un reparto comprometido con el proyecto, su labor sobre el escenario es plausible, se queda en el público. El equipo creativo realiza en magnífico trabajo: escenografía y vestuario, Erika Gómez; producción y máscaras, Arturo Vega; video, Luisba Fuentes.
Pueblo espíritu se presenta en el Foro Polivalente de la Biblioteca México Ciudadela sábados y domingos a las 13:00 horas hasta el 19 de junio, entrada libre.
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