Por Roberto Sosa López
Fue su domicilio, donde habitan recuerdos y fantasmas, con ellos aprendió a convivir y supo cuándo despedirlos; el lugar guarda todo aquello que marcó su existencia. Sus seres más cercanos padre, madre y hermanos ahí fallecieron, llegó el momento de dejarlos ir. El ritual está dispuesto sobre el escenario, fotos, flores, ropa, fuego, incienso y velas conforman un litúrgico espectáculo.
El biodrama lo escribe y actúa Gala Gutiérrez (Kamxa Yamile), guarecida sobre el escenario evoca el pasado y convoca a quienes ya partieron; obra que libera la presencia de quienes fallecieron en Cascada 126. El relato es autobiográfico, un acto de amor y liberación. Para Gala cada escena es como volver a su casa y encontrarse nuevamente con su familia y simbolizan el tiempo que le dejó una huella indeleble en su vida.
Conchi León dirige con empatía y afinidad con la actriz, abraza el relato desde su propia experiencia, la muerte cercana a los suyos le otorga una visión muy sensible que comparte con la autora. Dos mujeres abordan el relato con la muerte como protagonista. El resultado es una puesta en escena que subvierte al espectador.
El escenario es Cascada 126, un domicilio poblado de recuerdos y espíritus, una casa que abre su puerta al tiempo; allí los asistentes podrán adentrase al pasado para conocer a sus moradores y sus historias. Y acompañar a Gala en este trance redentor.
Iluminación, Esau Corona; vestuario, Lorena Percastre; escenografía Gala Gutiérrez; musicalización, Emmanuel García. La producción es de Pablo del Alba. Las funciones son en La Titería los viernes a las 20:00 horas hasta el 28 de octubre; el 30 de septiembre y 1 de octubre en el Centro de las Artes de San Luis Potosí; y 24 de septiembre y 8 de octubre en el Foro La Nabe CDMX.
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