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  • Foto del escritorRoberto Sosa López

EL NIÑO SALVAJE


En un centro comercial un hombre descubre a un niño que anda por ahí solo, pasa desapercibido para la mayoría de las personas. Su aspecto es descuidado, va de un lado a otro como si se tratará de un animal que merodea sin rumbo, a nadie le importa su presencia, como si fuera invisible. El hombre decide llevarlo a su casa, no le da igual se trata de un niño, un ser humano que merece atención y cuidados.


EL NIÑO SALVAJE. Foto Roberto Sosa López

Instalado en su casa el hombre reflexiona y cuestiona. ¡No es posible que a nadie le importe! El niño no habla, o no quiere hablar. Intrigado investiga su pasado. ¿Quiénes fueron sus padres? ¿Dónde están? ¿Por qué nadie hace nada? ¿Y las autoridades? Preguntas que no tienen respuestas, lo único cierto es que él se hará cargo de la niña que entra en su casa…y en su vida.


El niño salvaje es autoría de la escritora belga Céline Delbecq, su dramaturgia conmueve por la forma en que aproxima a los dos personajes; un hombre sensible y una niña desprotegida, desconocida y olvidada. La tensión dramática está en la relación que se construye en ambos a partir de que ella al hogar de su protector. La fuerza que tiene el personaje masculino, lo equilibra con una niña que no habla, en el silencio radica su fuerza trágica.


La dirección es de Claudia Marcela Castillo Aguilar, interesante labor que compagina la fuerza del texto con el trabajo actoral. La dirección no está por encima de la producción. Castillo nivela el ímpetu del personaje masculino con la aparente indiferencia de la niña. Logra que la silente presencia de ella, detone toda la carga emocional del hombre. El buen resultado pasa por el excelente trabajo de Nadxeli Irízar Carrillo y Humberto Pérez Montera en la traducción del texto.


Las actuaciones son de Miguel Romero y Meraqui Pradis. En Miguel radica todo el peso del relato, lo soporta sin problema, lo lleva de menos a más; su actuación va creciendo poco a poco hasta desbordar ese cúmulo de emociones que contiene el personaje. Meraqui sabe llevar por el escenario el abandono, la indiferencia y el interés que siente por ella su protector. Una sola vez habla en toda la obra, suficiente para conectar con el público.


Esta mañana escuché en un programa de radio a un profesor que preguntaba a los niños que iban entrando al salón de clases: “¿qué almorzó antes de venir a la escuela…?” la respuesta fue “una tortilla con sal…”. Con hambre no entran las letras, comentó el maestro. Viven en el abandono, como los que trabajan, los que viven en la calle, los maltratados…los olvidados. Y quienes tienen todo menos la atención y el amor de sus padres. “Los niños salvajes” que habitan este país.


Diseño de vestuario Jerildy Bosch; escenografía e iluminación, Mauricio Ascencio; música original, Aldo Max. Producción Alethia Andrade. Las funciones son en el Teatro El Granero- Xavier Rojas de jueves a domingo hasta el 9 de julio.




EL NIÑO SALVAJE. Foto Roberto Sosa López


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