Por Roberto Sosa López
Es un unipersonal cuya protagonista es una estrella del cine porno. El texto escrito y dirigido por Salvador Garcini profundiza demasiado en la construcción del personaje, esto provoca altibajos en su dramaturgia; subidas y bajadas que se lleva consigo a la protagonista. La actriz Gabriela Rosero realiza buen trabajo, le queda bien el personaje, su físico es impresionante, lo encarna con vigor, energía, matiza, sin embargo no logra extraerse de las variaciones que tiene la obra.
Garcini extiende de más la obra, si la recorta sostendría adecuadamente el ritmo, casi al final se le cae, la levanta, y al terminar una escena después de más de una hora, el público aplaude pensando que ya se terminó la función, y no, faltaban dos escenas más. La escenografía no cuenta con un diseño apropiado que se adhiera al relato; el vestuario muy bien, luce y viste espléndidamente a la actriz. La iluminación nada especial.
La exhibicionista pretende desnudar su alma antes que descubrir su hermosa anatomía; su cuerpo se muestra al despojarse de su vestimenta; para lo otro faltó la mano de un buen director que la llevara a explorar, a rascar sus entrañas, allí donde se esconden las sensaciones y emociones que conectan con el espectador.
Las funciones son en el Foro Shakespeare los lunes y miércoles a las 20:00 horas, del 18 de abril al 22 de junio.
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