Por Roberto Sosa López
En el ámbito familiar beber alcohol en demasía detona situaciones incomodas e inesperadas; se revelan secretos vergonzosos e inconfesables que puede derivar en violencia. En esta familia lo anterior sucede cuando muere la madre. Ella es la protagonista de la historia, el cuerpo tendido en su habitación, espera la llegada del servicio fúnebre, afuera sus hijos y esposo muestran sus verdaderos rostros.
Como todo buen drama tiene un conflicto, los hermanos no se ponen de acuerdo que harán con el cuerpo: sepultar o cremar. Sus hijos son trillizos, dos mujeres y un hombre. Una vive cuidando las apariencias, infeliz, casada y con hijos; la otra la dejo el marido por estéril, fuma mariguana; y él es gay, y actor de teatro. El padre es un desobligado que desatendió todo y a todos. Meche es la sirvienta, única persona en quien la difunta confió, Meche revela un secreto que da una vuelta de tuerca a la historia.
Alan Blasco escribe y dirige Q.E.P.D… hasta que la muerte nos una, un drama que transita entre la farsa y el humor negro. Con personajes sólidos y bien definidos, la obra nos habla de una familia que ante la muerte de la dueña de la casa, exponen todas sus miserias. La forma en que Blasco maneja el comportamiento de los personajes es magistral. Con humor ácido construye el relato con guiños de farsa.
Las actuaciones son Ana Corti,(Anita Carlita Corti), Rafael Balderas , Patricia Bermúdez, Mario de León y Marisela García. El trabajo actoral es bueno pero no está nivelado; Corti, Balderas y Bermúdez están en su personaje, espléndidas actuaciones; Marisela lo hace bien, sin embargo el trabajo de Mario de León contrasta con el de sus compañeros, le falta fuerza, no lo veo con la personalidad que requiere el personaje.
Con pocos recursos escénicos bien utilizados, la puesta en escena está bien montada. El resultado es bien logrado. Las funciones son en El Círculo Teatral los miércoles a las 20:30 horas hasta el 30 de marzo.
