Por Roberto Sosa López
Hermanas y cómplices. En sus mentes perversas planean un asesinato. Damiana cree dominar física y emocionalmente a Carola, hace lo que ella dice, como comer babosas que encuentra en el jardín, un “pastel” que condimenta con la orina de Carola. Lo tienen todo planeado, “El chacal” hará el trabajo, los mata cuando regresen de viaje y se lleva la camioneta. Las víctimas son sus padres.
Lo tienen todo, un hogar, padres que las protegen y buena posición económica. Un espejo de agua en el jardín refleja una paradójica tranquilidad, lo que está por suceder trastoca los cimientos de la familia, las hijas distan mucho de ser “normales”. Damiana no sabe lo que pasa por la oscura mente de su hermana; descubre que “el chacal” se acuesta con Carola, se escandaliza, es lo menos importante.
La autoría y dirección son de Sergio López Vigueras, la obra integra suspenso y drama. Un oscuro relato, un texto poderoso con tres oscuros personajes. La dirección la establece en un espacio ambiguo, enigmático coherente con la historia. La puesta en escena tiene su mejor versión en el vestuario y el diseño sonoro, no así en la escenografía, los cicloramas de plástico que no tributan con montaje.
Las actuaciones son de tres excelentes histriones Michelle Betancourt, Veronica Bravoy Federico Zapata. Su labor está equilibrada, profundizan y penetran adecuadamente la historia; están en sus personajes, los habitan, son creíbles. Su trabajo está bien logrado.
Escenografía y vestuario, Abigail Cinco; diseño sonoro, Yayo Villegas; iluminación, Sergio López Vigueras. Damiana y Carola se estrenó en 2018 en La Capilla Teatro, ahora las funciones son en el Foro La Gruta, Centro Cultural Helénico los martes a las 20:00 horas, hasta el 26 de abril.
