Por Roberto Sosa López
“Diez minutos más, señor verdugo; un minuto más señor verdugo, treinta segundos más…” Para eso ¿quién está preparado? El rey Berenguer se ríe ante la proximidad de su muerte, anhela que todo sea una pesadilla, se rinde y vuelve a revelarse; su joven esposa no deja de llorar y también intenta darle esperanza. En este sitio está el médico del futuro difunto y otra mujer, su primera esposa vestida de luto.
De Eugène Ionesco El rey se muere es un texto dramático convertido en un juego burlesco, es teatro del absurdo donde la trama carece de significado con diálogos repetitivos. El texto es ilógico, incoherente y disparatado, rasgos representativos de este género. Berenguer sabe que pronto va a morir, sin embargo no deja de dar órdenes, desde su soberbia piensa que todo está bajo su control.
La dirección y adaptación son de David Olguín, producción binacional México-Francesa, a cargo de la Compañía Comala y Teatro El Milagro; versión bilingüe con dos actores francoparlantes: Denis Lavant y Anaïs Umano y los mexicanos Laura Almela y Pedro Mira. Impresionante la forma de actuar de los cuatro; sus personajes dialogan y se entienden a través de un principio universal: el lenguaje teatral.
El desafío para Olguín fue crear un espectáculo donde el espectador no necesite traducción para entender lo que se está representado sobre el escenario. Su principal herramienta es la creatividad, se apoya en el trabajo creativo de Gabriel Pascal en el diseño de iluminación y escenografía, su cómplice en la mayoría de sus obras.
El rey se muere es teatro donde reina el absurdo, con un monarca incoherente e ilógico, no entendemos su idioma, no sabemos de qué habla; traducirlo es interpretar la locura, decadencia y vejez, es querer descifrar la muerte y así entender por qué brinca sobre su trono. La Compañía Comala toma el nombre de la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo, donde sorprende la omnipresencia de la muerte.
Le quedan funciones solo esta semana en el Teatro El Milagro A.C..
Comments