Por Roberto Sosa López
El actor y cantante Frank Sinatra es el protagonista de este monólogo. José María Mantilla encarna a un joven que se reconoce en el artista. Su abuelo contemporáneo a Sinatra, lo acerca al interprete; lo cautiva su voz y personalidad. El unipersonal se compone de anécdotas, música y canciones. “La voz” –así se le conocía, ícono del espectáculo estadounidense en los años 50s y 60s del siglo XX-, se posesiona del personaje para hablarle al público de hoy. Platica, canta y da sorbos al bourbon, su bebida predilecta.
Mantilla escribe, dirige, canta y actúa. El texto germina en la verdadera admiración de su abuelo por Frank Sinatra, lo recuerda escuchar sus discos de acetato en un tornamesa (a la producción le faltó traer al escenario uno real y los discos de vinil, por favor no lo hagan con el sombrero), los éxitos del cantante resuenan por todos los rincones del recinto. La voz educada del protagonista y su actuación se adhieren acertadamente al relato.
La puesta en escena tiene buen diseño de iluminación y los elementos escénicos nos remiten a la época, un acierto ya que contribuyen favorablemente al montaje, no así el vestuario, me dejó con dudas, me parece ambiguo. Las transiciones dan pausa, sin perder ritmo. Un resultado bien logrado.
Mi vida con Frank nos llena de nostalgia a quienes transitamos las últimas décadas del siglo XX, muy recomendable. Quizá para algunos millennials Sinatra y la época en que se sitúa el relato les queda lejos, nada que ver con su tiempo y sus ídolos, y tal vez para otros jóvenes sea el encuentro con una figura desconocida que llenó la historia musical con un inigualable estilo de cantar y presencia, cada quien tendrá su opinión. Yo salí cantando “Extraños en la noche…”
La obra se presenta en el marco Ciclo de Teatro Emergente en el Teatro El Milagro A.C., los lunes y martes a las 20:00 horas, le quedan funciones el 31 de enero y 1 de febrero.
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