Por: Roberto Sosa López
Encuentro con su destino en la emblemática catedral de París, Francia. Antes de tomar la fatal decisión, Antonieta Rivas Mercado (1900-1931) relata fragmentos importantes que marcaron su corta vida: la relación cercana y afectuosa con su padre, el arquitecto Antonio Rivas Mercado – constructor de la Columna a la Independencia-, la distante y fría relación con su madre; su malogrado matrimonio.

Antonieta fue mecenas y amiga de artistas como Diego Rivera y Carlos Chávez entre otros. Con Chávez instituye la Orquesta Filarmónica de México –hoy Orquesta Sinfónica Nacional-. Junto con Salvador Novo y Xavier Villaurrutia fundan el Teatro Ulises, primero en México que presentó teatro contemporáneo. El arte y la cultura de este país le deben mucho a esta espléndida mujer que vivió adelantada a su tiempo.
El unipersonal pone el acento en la tormentosa, apasionada y extravagante relación que mantuvo con José Vasconcelos, candidato a la presidencia a quien financia –se gasta toda su fortuna- su campaña política. Su apoyo fue más allá, redactaba sus discursos, cuidaba que todo marchará a lo previsto, lo siguió por toda república.
Víctima de fraude electoral, Vasconcelos se vio en la necesidad de abandonar México por amenazas de muerte. Con la promesa de reunirse con él en Paris, viaja y deja todo –se "roba" a su hijo, en el juicio de divorcio había perdido la custodia-, en la Ciudad Luz se entera que Vasconcelos había regresado a lado de su esposa. La cita es con la muerte en la catedral de Notre Dame.
La atmósfera que se crea sobre el escenario nos transporta a un universo habitado por una mujer excepcional, adelantada a su época, libre y apasionada. De mujer a mujer, Roxana y Antonieta dialogan sobre el escenario, se entienden e identifican. Roxana siente afinidad con Antonieta, Antonieta toma el cuerpo de Roxana para hablarle al espectador de nuestro tiempo. La experiencia es interesante.
La dramaturgia es de Roxana Andrade Aviles y Vicente Ferrer. La actuación es de Roxana Andrade bajo la dirección de Gema Aparicio Santos. Escenografía y vestuario son de Carolina Jiménez; iluminación Alejandro Ainslie . Las funciones son en el Teatro María Teresa Montoya hasta el 26 de septiembre.

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