Por Roberto Sosa López
De Richard Viqueira todo podemos esperar: una obra en un sótano con ratas, en un enorme dispositivo donde se hacen embutidos con las personas o una futurista con los espectadores colgado en las alturas del escenario (quien ha visto sus obras sabrá a que me refiero).
Hoy nos mete a un espacio virtual para interactuar con los performers y avatares de las maquinitas de videojuegos. Antes de entrar se le dan a los asistentes monedas para que juegue y una careta para su protección. La entrada es por una máquina de videojuegos, es como traspasar hacia otra dimensión.
Esto no es teatro, es un espectáculo donde el público interactúa con los protagonistas, dentro de una virtualidad, donde los avatares son de carne y hueso.
Una loquera que Viqueira concibió en alguna noche de insomnio o después de pelear con su mujer, se salió de su casa y fue a jugar Nintendo. Ateo y de mal humor pues pensó que somos los putos Mario Bros con los que Dios juega...creo.
Lo cierto es que Richard Viqueira es un creador que no toma el mismo camino, no va en el mismo sentido; toma riesgos, rompe paradigmas, inventa, crea. Las convenciones del teatro se las pasa por el arco del triunfo; después de ver una obra de su creación te gustará o no, lo cierto es que siempre veras algo diferente...y eso tiene un gran mérito.
Sus cómplices en este viaje son: Valentina Garibay, Nane Aguilar, Ana Corti, Margarita Lozano, Omar Adair, Pastor Aguirre, David Blanco, Ángel Luna y Richard Viqueira.
Son tres funciones diarias de jueves a viernes a las 19, 20 y 21 horas; sábados y domingos a las 18, 19 y 20 horas en el Foro 4 Espacio Alternativo del Centro Cultural Helénico, del 22 al 31 de octubre y del 4 al 21 de noviembre.
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