Por Roberto Sosa López
Dos mujeres coinciden en un camino, la carretera 23; una fue agredida sexualmente, la otra es una mujer extraña, ambigua. La carretera 23 es una puerta que se abre a otra dimensión, territorio que cuida la mujer enigmática. A mitad de la noche todo puede suceder, la joven que pudiera estar muerta, se encuentra con alguien que quizá la pueda redimir.
Un camino en la soledad de una noche estrellada, es el marco de este singular encuentro. En este sitio habita el dolor, el delirio…la esperanza. La joven no sabe que pasó, siente dolor, tiene miedo; la “vigilante” protege a quien fue agredida, para buscar al culpable le pide un nombre. Si quiere nombres, habría que revisar la historia de la humanidad desde su inicio. ¿Cuándo y quién fue al primero que abusó de una mujer…?
El texto es de la brasileña Silvia Gómez; la historia es una utopía que sucede bajo el manto de una noche llena de estrellas. En un camino desierto donde convergen dos mujeres, Gómez equilibra su dramaturgia con un personaje real y otro ficticio. En la magia de una noche, y en la imaginación de la autora cabe todo. La tensión dramática es el abuso sexual de una joven.
La dirección es de Mahalat Sánchez, es interesante el reto que asumió, un texto de esta índole no es fácil, Mahalat lo asume con sapiencia y desde otro lugar: abuso sexual y feminicidios desde una óptica distinta. El énfasis no lo hace en buscar o señalar culpables, la agredida se despierta en otra realidad, con dolor y miedo, Sánchez lleva el relato al terreno de la utopía.
Las actuaciones son de Guadalupe Damián y Patricia Yáñez, un trabajo bien equilibrado de ambas; matizan, proyectan y construyen apropiadamente sus personajes. Hay rigor y fuerza en sus actuaciones; su talento es indiscutible. El compromiso con su profesión es evidente sobre el escenario.
En este mundo loco en esta noche brillante es posible entrar en otra dimensión; en un camino solitario una “vigilante” nos auxiliará y podrá ayudar a encontrar culpables. En este mundo de locos, nos podemos morir y despertar; y en una noche brillante se nos puede olvidar lo jodido que es habitar este planeta. En el teatro todo es posible y todo cabe.
Músico, Jesús Hernández Sánchez; diseño de espacio, iluminación y vestuario: Giselle Sandiel; diseño sonoro, Jesús Hernández; multimedia, Miriam Romero. Traducción, Carolina Virgüez. Producción Centinela Teatro. Las funciones son en el Foro de las Artes del Centro Nacional de las Artes, del 2 al 19 de diciembre.
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