Por Roberto Sosa López
Es un documento de archivo perteneciente al periodo del Brasil colonial (mediados del siglo XVIII), conservado actualmente en el acervo de la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro. Escrito en portugués posee ciertas características de una carta personal, por su contenido el documento representa una narración dejada por un grupo de bandeirantes portugueses.
El manuscrito relata el descubrimiento de las ruinas de una ciudad perdida en el corazón de la selva brasileña, también menciona el hallazgo de yacimientos de oro y plata. No se sabe el nombre del autor, jefe de la expedición. El documento permaneció olvidado en los archivos (1754-1839) motivo por el cual jamás se pudo saber el nombre del autor ni la localización geográfica de la supuesta ciudad abandonada.
A partir de esta premisa José Luis Cruz escribe y dirige Manuscrito 512, una falsa historia de un pergamino egipcio mágico que hechiza a quienes lo leen o tocan. La narración es una travesía por la historia y geografía; una relatora lleva al espectador a conocer a dramaturgos como Shakespeare, Marlowe y Cervantes entre otros; el viaje es a través de los mares que circundan el mundo.
El periplo llega a las remotas selvas de Brasil, allí se llega a una aldea donde sus habitantes reducen los cráneos de los muertos. La cabecitas son traficadas a la civilización para hacer negocio. Las narraciones son en un teatrino que en la imaginación y ficción toman forma; la utopía se crea con teatro de objetos, escenarios de papel, miniaturas y sombras.
El monólogo es interpretado por Ainé Martelli, actriz de origen brasileño; música de Eblen Macari y Olga Martínez; pinturas de escenografía, Ainé Martell, María Fernanda Galván y José Luis Cruz. Las funciones son en el Foro de la Artes del Cenart, los jueves y viernes a las 20:00, sábados a las 19:00 y domingos 18:00 horas hasta el 14 de agosto.
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