Por Roberto Sosa López
Es una frase popular que los mexicanos tenemos para decir: “me está saliendo todo mal”, “estoy desesperado” o...”me lleva la chingada”. Durante la Revolución Mexicana los trenes era utilizados para mover tropas de soldados de un lado a otro, para viajar a una zona de guerra o insegura.
Camila Villegas A escribe el texto con la sensibilidad que la caracteriza, con esa mirada sensitiva en la provincia (Jacinto y Nicolasa) o en el campo mexicano (La Ciénega de las garzas); acá el tren la lleva por los caminos de la Revolución; su obra tiene como fundamentos el movimiento armado y personajes que habitan dentro de una atmósfera mágica y onírica.
La puesta en escena nos adentra en un pedazo de historia, en la capital Francisco I. Madero toma posesión como presidente de México; en Chihuahua una mujer mitad campesina mitad hechicera necesita llegar a la Ciudad de México, sube al tren sorteando múltiples peligros.
Me lleva el tren es una magnífica obra que desde la ficción nos acerca a sucesos históricos convulsos que signaron nuestro presente. El juego escénico es en la capital del país y dentro de un tren cuyas vías abren paso al movimiento revolucionario. Adentro del convoy sus pasajeros se balacean, afuera los sombreros del pueblo sublevado los ve pasar.
El elenco está compuesto por Carmen Mastache, Sonia Couoh, Enrique Saavedra y Federico Zapata bajo la dirección de Jorge Valdivia. Las actuaciones no están aún niveladas, les falta ritmo; con el correr del tren sus pasajeros tomaran mejor equilibrio. Cabe destacar el trabajo de Carmen Mastache, impresionante forma de encarnar a su personaje, de antología.
La puesta en escena es excelente, escenografía, vestuario e iluminación favorecen y se abrazan al relato. Las funciones son en La Capilla Teatro los martes y miércoles a las 20:00 horas hasta el 27 de julio.
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