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SEDIENTOS

  • Foto del escritor: Roberto Sosa López
    Roberto Sosa López
  • 28 jun
  • 2 Min. de lectura

Por Roberto Sosa


En el fondo de un río congelado fueron encontrados una pareja de jóvenes; habían permanecidos allí juntos por 17 años. Boon, un antropólogo forense es el encargado de identificar los cuerpos, no se sabe cómo murieron y cómo llegaron ahí. En el transporte público Murdoch un adolescente habla, reflexiona y cuestiona ¿Cuál es la razón por la qué me levanto todos los días…? Noruega no quiere salir de su habitación, no se quiere levantar de la cama, solo se comunica con notas donde escribe el nombre de un profesor.

SEDIENTOS. Foto Roberto Sosa
SEDIENTOS. Foto Roberto Sosa

Tres personajes hilan una historia que los relaciona en tiempos distintos. Sedientos, como toda la obra de Wadji Mouawad, explora lo profundo del ser humano, profundo como el fondo de un río congelado donde inicia el relato. La narraturgia se fragmenta en tres monólogos, en cada uno se vincula el pasado y presente de los protagonistas. La historia inicia en 1991 con Murdoch cuestionando, debatiendo su existencia.


La dirección es de Enrique Aguilar, su labor está en el nivel de la dramaturgia y producción. A cada personaje lo sitúa en primer plano al momento de su intervención, esto le permite al actor mostrar al público la forma en que trabajó a su personaje. Sostiene el ritmo de la pieza, conjunta apropiadamente los elementos que componen el montaje. Sin embargo le faltó equilibrar el trabajo del elenco.


Las actuaciones son de Antón Araiza (Boon), Mel Fuentes (Noruega) y Nabí Garibay (Murdoch). Antón muestra experiencia sobre las tablas, apropiadamente construye y habita al personaje. Su actuación tiene matices. Nabí es un joven que se mete en Murdoch con ímpetu y fuerza; interpreta con coraje, inconforme, crítico y rebelde. Sin duda su trabajo es sobresaliente. Mel contrasta con sus compañeros, no la veo en personaje, parce no saber en dónde pararse y que hacer.


Sedientos es de esas obras que al terminar la función uno tiene que recoger del piso nuestros pedazos para volver armarnos; es un texto que fragmenta, no sales igual. A todos algo nos provoca, conmueve… subvierte. Así es el teatro de Wadji Mouawad, hurga nuestras entrañas, en lo oscuro y desde ahí nos habla de aquello que nos lastima emocionalmente; te tira al piso… maltrecho intentarás levantarte.


Traducción, Humberto Perez Mortera; espacio escénico y mapping, Edgar Mora; iluminación, Malinali Ríos; vestuario, Mario Rendón; música original y diseño sonoro, Alejandro Andonaegui y Bruno García. Producción, Eduardo Canto y Fernanda Enemi. Funciones en La Capilla Teatro los jueves hasta el 7 de agosto.


SEDIENTOS. Foto Roberto Sosa
SEDIENTOS. Foto Roberto Sosa

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